Tipos de contratos mercantiles que todo empresario debe conocer

Los contratos tienen el objetivo de plasmar acuerdos y voluntades en los que coinciden dos o más partes. A través de este, dichas partes adquieren responsabilidades y beneficios que, a partir de su firma, quedan respaldados jurídicamente, haciéndose acreedores de multas, sanciones y otras penas, en caso de incumplir.

En ello recae la importancia de trascender de los tratos informales a la regulación, mediante contratos, de operaciones comerciales e incluso, de prestación de servicios. 

Se trata de una herramienta legal que todo empresario debe conocer para proteger sus intereses. A continuación, detallamos los principales tipos de contratos mercantiles: 

Contrato de crédito: Para celebrarlo es necesario que participen un acreedor y un deudor, quienes estipulan por escrito el monto del crédito, las condiciones, plazos e intereses de pago. En México, los contratos y operaciones crediticias están reguladas, entre otras leyes, por el Código de Comercio y por la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito. 

Contrato de mutuo: En la celebración de este tipo de contrato intervienen un prestamista o mutuante, quien entrega a otra reconocida como prestatario o mutuario, una cantidad de dinero o bien determinado para que haga uso de dicha prenda, y posteriormente éste devuelva otro tanto del mismo género y cantidad. Generalmente, los contratos de mutuo se realizan por concepto del préstamo de dinero, pudiendo celebrarse de dos formas; simple y con intereses. Cuando ocurre el primer caso, el prestatario se compromete únicamente a regresar los bienes que recibió a préstamo, mientras que en el segundo caso se compromete a devolverlos y, además, a pagar un interés que puede ser legal (del 9% anual de acuerdo con el Código Civil Federal) o convencional (acordado por los contratantes, pudiendo ser mayor o menor al porcentaje dictado por el interés legal).

Contrato de préstamo con garantía hipotecaria o prendaria: Como su nombre lo indica, este tipo de contrato tiene el objetivo de garantizar el cumplimiento de pago de un crédito o préstamo colocando un bien inmueble en garantía de la deuda. En caso de incumplimiento, el prestamista puede cobrarse con dicho inmueble el importe de lo prestado. Se trata de un esquema que brinda ventajas a ambas partes, pues mientras que el prestatario puede acceder a grandes sumas de dinero como préstamo por su hipoteca, el prestamista tiene la tranquilidad de contar con una garantía que le permite recuperar su dinero. Para celebrar un contrato de este tipo, es necesaria una valuación certificada del inmueble en cuestión, así como definir y estipular con claridad aspectos como el plazo de amortización, el tipo de interés que implicará la operación, las comisiones en caso de que éstas apliquen, y principalmente, llevar a cabo un estudio de viabilidad con el que el prestamista pueda cerciorarse de que el bien a hipotecar no cuente con una hipoteca previa, o con deudas.

Contrato de distribución: Este documento jurídico se encarga de expresar los acuerdos alcanzados entre dos partes, que pueden ser personas físicas o morales, para que una de ellas se reconoce como distribuidor y se obliga a comprar, comercializar y vender a nombre y cuenta propia, los productos de su contraparte, reconocida como fabricante o productor, en apego a los términos y condiciones pactados, mismos que deben establecerse de forma clara y precisa en el contrato de distribución. 

Contrato de suministro: Este tipo de contrato tiene el objetivo de plasmar el o los acuerdos alcanzados por dos personas que crean derechos y obligaciones continuas o constantes, respecto a la entrega y pago de mercancía durante un determinado periodo de vigencia. Una de las partes se denomina como suministrador, y es quien se obliga a proveer a su contraparte, denominada el suministrado, del producto en las cantidades y tiempo especificados. El suministrado se obliga a pagar la cantidad de dinero determinada por concepto de la entrega de la mercancía, bajo las condiciones de pago estipuladas en el contrato de suministro. A diferencia del contrato de compra-venta, en el que el precio a pagar por el bien a cambio es fijo, en este tipo de contrato el precio del producto puede variar y ser diferente en cada suministro. 

Contrato de asociación en participación: Para celebrarse este tipo de contrato, es necesario que una persona, denominada el asociante, conceda a otras una participación de las utilidades de determinado negocio u operación de comercio, a cambio de que éstas aporten sus bienes o servicios para que el negocio pueda efectuarse. Se caracteriza por su eventualidad; es decir, por tener un tiempo delimitado de vigencia, que permite al asociante obtener el capital que necesita sin perder ni compartir el control de su empresa. Por lo tanto, la asociación en participación no tiene personalidad jurídica, no tiene razón ni patrimonio social, y no puede adquirir la forma de una sociedad mercantil. Las pérdidas y las ganancias se distribuyen de acuerdo con lo pactado entre las partes. El contrato de asociación en participación se reconoce y regula por la Ley General de Sociedades Mercantiles.

Contrato de prestación de servicios: Este tipo de contrato lo celebran dos partes, una de ellas es el profesional o prestador, y la otra, el cliente. Para hacerlo efectivo deben existir un objeto consistente en el servicio profesional, y el consentimiento o voluntad de las partes para llevar a cabo el contrato. También deben estipularse el tipo y duración del servicio, su complejidad, el monto, momentos y métodos de pago. Cuando un prestador de servicios celebra un contrato con una persona moral (empresa), es recomendable firmar adicionalmente un convenio de confidencialidad, o bien, añadir cláusulas relativas al manejo de la información relativa, por ejemplo, a secretos industriales, recetas de alimentos, en el contrato. 

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